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1. El capitalismo de vigilancia influye en nuestras decisiones profesionales, políticas, educativas y culturales al recopilar y analizar datos para predecir y modificar nuestro comportamiento. En el ámbito laboral, los algoritmos pueden filtrar oportunidades y condicionar la contratación; en política, las campañas personalizan mensajes para influir en el voto; en educación, las plataformas de aprendizaje adaptan contenidos, limitando el acceso a diferentes perspectivas; y en cultura, los algoritmos de redes y streaming crean burbujas informativas. Todo esto afecta el desarrollo de la personalidad, moldeando nuestra identidad según lo que los sistemas consideran relevante para nosotros, reduciendo la autonomía en nuestra toma de decisiones, reduciendo nuestro conocimientos y perspectivas sobre el mundo. 2.En la sociedad digital, participamos en distintos juegos que moldean nuestra interacción con el mundo. En los juegos de atención, competimos por captar miradas en redes sociales, ganando conexiones y visibilidad, pero perdiendo privacidad y autenticidad. En los juegos de consumo, los algoritmos influyen en nuestras compras, brindándonos comodidad, pero limitando nuestra libertad de elección. En los juegos de datos, cada acción deja una huella digital utilizada para predecir y modificar nuestro comportamiento, ofreciéndonos experiencias personalizadas a costa de nuestra seguridad y control sobre la información personal. En todos estos juegos, el sistema nos convierte en productos, moldeando nuestras decisiones sin que siempre seamos conscientes de ello. 3. Un ejemplo claro del capitalismo de vigilancia es el uso de aplicaciones móviles y redes sociales que, a cambio de acceso gratuito, recopilan y procesan datos personales. Al instalar una app de navegación o una red social, se solicita permiso para acceder a información como ubicación, contactos y hábitos de consumo, micrófono y entre otros. Estos datos se utilizan para ofrecer publicidad personalizada y, en muchos casos, se comparten con terceros sin un control claro por parte del usuario. Esto vulnera varios derechos fundamentales: el derecho a la privacidad, ya que la recolección masiva de datos expone información personal sin total transparencia y realmente como usuarios no podemos decidir qué datos dar y qué no; la autonomía personal, pues los algoritmos influyen en nuestras decisiones y percepciones a través de contenidos dirigidos dependiendo de nuestra interacción o consumo; y la transparencia e información, dado que muchos usuarios desconocen el alcance real del uso de sus datos, lo que impide un consentimiento verdaderamente informado. Teniendo en cuenta esto, nos damos cuenta de que nada es gratis, y lo que dicen que es gratis es porque se paga con nuestros datos personales. 4. La conciencia sobre el entorno de vigilancia digital es clave en una era donde la recopilación masiva de datos afecta la privacidad y la autonomía. Comprender cómo opera el capitalismo de vigilancia permite a las personas tomar medidas para proteger su información y resistir prácticas que pueden condicionar su comportamiento o restringir sus libertades. La falta de transparencia en el uso de datos personales puede derivar en abusos de poder, no solo por parte de empresas privadas, sino también de gobiernos. En este contexto, el “Gran Hermano” más preocupante para nosotros es la combinación de vigilancia corporativa y estatal: las grandes plataformas tecnológicas perfilan a los usuarios con precisión, mientras que los gobiernos pueden acceder a estos datos para monitorear y controlar poblaciones. Esta dualidad –privada y estatal– representa una amenaza significativa, ya que puede influir en la información disponible, reducir la diversidad de opiniones y vigilar el comportamiento de las personas para el beneficio de unos pocos, generando un riesgo serio para la libertad individual y la conciencia de lo que está pasando a nuestro alrededor, ya que no solo podemos quedarnos con lo que vemos en nuestra burbuja. 5. Para proteger los derechos ciudadanos en la era de la vigilancia digital, es clave la educación digital, promoviendo el conocimiento sobre el uso de datos y el debate en distintos espacios. A nivel tecnológico, el uso de VPNs, navegadores privados y ajustes de privacidad ayuda a minimizar la exposición. En el ámbito político y legal, impulsar leyes que regulen la recopilación de datos y apoyar movimientos por los derechos digitales es fundamental. Finalmente, a nivel personal, revisar políticas de privacidad y optar por plataformas seguras permite mayor control sobre la información, teniendo cuidado con lo que publicamos y la información que movemos en redes. Es importante estar bien informados de la recopilación de datos y sobre todo, leer los términos y condiciones para no caer torpemente en estas nuevas trampas de la era digital moderna.
contenidos/grupo_3_maria_gomez_jose_gomez_juana_sicard_isabella_rivera.txt · Última modificación: 2025/03/31 12:14 por Juana Sicard
